Por Max Barbosa. - Exclusiva para www.TeatroenMiami.com
Elektra, la danza de los muertos, será una puesta en escena novedosa. Es la impresión que recibí al entrevistar a Vivian Acosta. actriz; y a José González, director: dos teatristas de corazón cuya real existencia bien pudiera considerarse teatral por los sacrificios que asumen en la producción de sus obras.
Se graduaron en la Escuela Nacional de Arte en Ciudad de La Habana , conociéndose cuando integraban el grupo Pinos Nuevos, en la Isla de la Juventud, allá por el 1979. Como es habitual en la vida de los actores, de los buenos, claro, participaron en diversos proyectos en Cuba y extramuros hasta que a finales de los noventa se encuentran con Tomás González.
“Decidimos entrar con él de cero, como si no supiéramos nada de teatro, nada de actuación”, enfatiza José.
Tomás (Santa Clara, 1938. La Habana, 2008), nace por un “suceso sincrético”, según su propio criterio. Les enseñó a observar el teatro de otra manera. Cuestionó lo que habían realizado hasta ese momento mediante concepciones que mostraban una camino diferente.
“Ahí es cuando surge Galiano 108”, afirma el director de Elektra. Ella es la extensión de ese camino.
Durante 1989 ó 1990, Tomás escribió varios monólogos relacionados con el mito de Agamenón con el nombre de Ancestros clásicos. José considera que el “texto no es más que el pretexto para poder abordar la realidad cubana”, aunque en esta puesta él seleccionó cuatro: Elektra, Agamenón, Clitemnestra y Caronte para conformar este espectáculo. Los reestructuró con el objetivo de permitir que los personajes dialogaran entre sí con una sola actriz en el escenario. Es decir, no se trata de monólogos tradicionales. Elektra es una actuación unipersonal donde diversos recursos expresivos conforman la imagen escénica.
“Bien difícil, pero esto es parte del entrenamiento que aprendimos con Tomás, otra manera de enfrentar el trabajo del actor.”
La actuación trascendente, así la definió él. Pero, ¿en qué se basa esa trascendencia?
Vivian, considerada la mejor alumna del maestro, explica que es el actor enfrentado al entrenamiento porque no debe preocuparse tanto por su talento, sino por su falta de técnica. Para llegar a esta, a la esencia, tiene que comprometerse con él mismo, despojándose de todo tipo de cliché. Debe desnudarse para conocer sus yo que le permitan fluir. Debe, además, poseer conocimientos, leer. Aprender a matar el ego. El lenguaje corporal es un oráculo porque dentro y fuera de nosotros hay lecturas. En fin: la actuación desde el interior hacia el exterior.
Elektra no pudo estrenarse en Cuba. El día antes fue censurada por obvias razones. Tomás González cuestiona la manipulación del concepto patria y otras aberraciones totalitarias. De ahí el homenaje que Vivian y José le ofrecen a su mentor. Dicen que él estará acompañándolos en Teatro en Miami Studio.
Muchos han colaborado para lograr esta puesta en escena. Vivian Acosta y José González desean expresar su agradecimiento a: Fabio Díaz, dueño de Hoy como Ayer; Jorge Noa y Pedro Balmaseda; Carlos Repilado, quien vino desde Cuba para el montaje de luces; Enrique González, Belma Suazo, Eberto García, Julio Rodríguez, Dayamí Suárez, Wilfredo Ramos, así como a Sandra y Ernesto García.
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www.TeatroenMiami.com
Elektra, la danza de los muertos, será una puesta en escena novedosa. Es la impresión que recibí al entrevistar a Vivian Acosta. actriz; y a José González, director: dos teatristas de corazón cuya real existencia bien pudiera considerarse teatral por los sacrificios que asumen en la producción de sus obras.
Se graduaron en la Escuela Nacional de Arte en Ciudad de La Habana , conociéndose cuando integraban el grupo Pinos Nuevos, en la Isla de la Juventud, allá por el 1979. Como es habitual en la vida de los actores, de los buenos, claro, participaron en diversos proyectos en Cuba y extramuros hasta que a finales de los noventa se encuentran con Tomás González.
“Decidimos entrar con él de cero, como si no supiéramos nada de teatro, nada de actuación”, enfatiza José.
Tomás (Santa Clara, 1938. La Habana, 2008), nace por un “suceso sincrético”, según su propio criterio. Les enseñó a observar el teatro de otra manera. Cuestionó lo que habían realizado hasta ese momento mediante concepciones que mostraban una camino diferente.
“Ahí es cuando surge Galiano 108”, afirma el director de Elektra. Ella es la extensión de ese camino.
Durante 1989 ó 1990, Tomás escribió varios monólogos relacionados con el mito de Agamenón con el nombre de Ancestros clásicos. José considera que el “texto no es más que el pretexto para poder abordar la realidad cubana”, aunque en esta puesta él seleccionó cuatro: Elektra, Agamenón, Clitemnestra y Caronte para conformar este espectáculo. Los reestructuró con el objetivo de permitir que los personajes dialogaran entre sí con una sola actriz en el escenario. Es decir, no se trata de monólogos tradicionales. Elektra es una actuación unipersonal donde diversos recursos expresivos conforman la imagen escénica.
“Bien difícil, pero esto es parte del entrenamiento que aprendimos con Tomás, otra manera de enfrentar el trabajo del actor.”
La actuación trascendente, así la definió él. Pero, ¿en qué se basa esa trascendencia?
Vivian, considerada la mejor alumna del maestro, explica que es el actor enfrentado al entrenamiento porque no debe preocuparse tanto por su talento, sino por su falta de técnica. Para llegar a esta, a la esencia, tiene que comprometerse con él mismo, despojándose de todo tipo de cliché. Debe desnudarse para conocer sus yo que le permitan fluir. Debe, además, poseer conocimientos, leer. Aprender a matar el ego. El lenguaje corporal es un oráculo porque dentro y fuera de nosotros hay lecturas. En fin: la actuación desde el interior hacia el exterior.
Elektra no pudo estrenarse en Cuba. El día antes fue censurada por obvias razones. Tomás González cuestiona la manipulación del concepto patria y otras aberraciones totalitarias. De ahí el homenaje que Vivian y José le ofrecen a su mentor. Dicen que él estará acompañándolos en Teatro en Miami Studio.
Muchos han colaborado para lograr esta puesta en escena. Vivian Acosta y José González desean expresar su agradecimiento a: Fabio Díaz, dueño de Hoy como Ayer; Jorge Noa y Pedro Balmaseda; Carlos Repilado, quien vino desde Cuba para el montaje de luces; Enrique González, Belma Suazo, Eberto García, Julio Rodríguez, Dayamí Suárez, Wilfredo Ramos, así como a Sandra y Ernesto García.
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