Norge Espinosa • La Habana - LA JIRIBILLA
Foto: Cortesía del autor
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Sobre la mesa enrejada de un cabaret en penumbras, mientras sucedía la fiesta de clausura del Festival de Camagüey de 1997, bajo los acordes de una orquesta humilde y algunos sorbos de cerveza barata, Vicente Revuelta escribió, con tinta roja, unas palabras al dorso del diploma que me identificaba como ganador de un premio. Hechizo y profecía, conjuro en el marasmo, auguraba destinos y reencuentros en aquellas líneas, que firmó con su letra tan singular. Cuando años más tarde lo entrevisté con motivo de sus 80 años, no me atreví a recordarle aquel gesto. No hacía ya teatro, al menos no en las tablas, y en ese otro momento, cercano a un balcón que dejaba ver el Vedado: su paisaje, hablaba de poesía. Buscaba la poesía. Quién sabe si ahora, cuando nos deja solo su recuerdo, no la haya encontrado al fin. O acabe él mismo volviéndose eso: un aroma, un paisaje, un sonido al fondo. Poesía respirable en esta Habana.
Helmo Hernández • La Habana - LA JIRIBILLA
Antes de leer las palabras de despedida del duelo de Vicente Revuelta, una mano imprecisa llevó hasta Helmo Hernández el epitafio que el teatrista escribió, de su puño y letra:
Salí pero vuelvo pronto.
Mi Alma.
PD: Fui a “parar al mundo”.
Amigos: Vicente ha muerto. Le corresponden los honores de los héroes. Hay muchos modos para el heroísmo, y en todos están presentes la rebeldía, el inconformismo, la capacidad de arriesgarlo todo, de volver siempre a partir de cero. Y también la fidelidad incondicional, para con aquellos principios con lo que se comprometió desde la más temprana juventud. Pero solo en casos muy excepcionales estará, además, la condición de Fundador.
El dramaturgo presenta en el Teatro Cervantes de Málaga, dentro del Festivald de Teatro de la ciudad, un montaje de su obra e impartirá una conferencia este jueves
MARTA CABALLERO | Publicado el 19/01/2012 - EL CULTURAL
Llegar a Málaga, sin posibilidad de siesta ("me siento como un inconfortable pero excitado"), habiendo aterrizado recientemente de Corea. Soltar las maletas en el hotel, salir a la calle, adentrarse en un parque buscar una estatua de Jorge Guillén para arrodillarse ante el árbol más cercano. No encontrarla, ni la estatua ni ese árbol. Volver al hotel, coger el teléfono, acceder a una entrevista sobre la realidad, cosa que cada vez parece interesarle menos al dramaturgo. "Arrabal, baja de tu estrella", se exige en un momento de la charla. No es que se le pregunte nada raro ni complejo durante el transcurso de la conversación, apenas unas nociones sobre lo que ha ido a hacer a Málaga, ciudad a la que llegó "inquieto por mi longevidad" y en la que se presenta un montaje de su obra El jardín de las delicias este fin de semana, además de una conferencia. Pero él no está dispuesto a pasar por el aro.
Por AMADO DEL PINO
Las casualidades, las coincidencias, los azares son a menudo de una gran fuerza. Me llega la noticia de la muerte de Vicente Revuelta —maestro esencial de todos los que hacemos teatro en Cuba en los últimos 55 años— y al atardecer de ese mismo día de enero nos hace saltar de alegría que —no puedo dejar de exclamar ¡al fin!— el gran actor, el completo teatrista, el paradigma de artista Pancho García ha recibido el Premio Nacional de Teatro 2012.
La leyenda del gallego hiperbólico
Ignacio GARCÍA MAY | Publicado el 20/01/2012 - EL CULTURAL
Hoy, el Teatro María Guerrero de Madrid estrena por segunda vez en su historia Luces de Bohemia, la gran obra del teatro español del siglo XX que concentra la peripecia vital y las ambiciones artísticas del creador más singular que dio esa centuria. Genial inventor de sí mismo, Valle fue la “mejor máscara de pie” que paseaba por la calle de Alcalá (Gómez de la Serna), entre aromas de leyendas y aventuras imposibles. El Cultural deconstruye la personalidad del genio y lo que su vida tuvo de verdades y quimeras gracias al dramaturgo García May. También nos adentramos en la complejidad escénica de Luces de Bohemia, recordamos sus problemas con la censura y descubrimos, con los herederos del autor y sus máximos especialistas, los próximos inéditos que nos van a deslumbrar. “Esto es el oeste, señor. Cuando la leyenda supera a la realidad, se imprime la leyenda”·. Esta cita lapidaria, una de las más famosas de la historia del cine, se pronuncia en un formidable western de John Ford, El hombre que mató a Liberty Valance, y resume una profunda y elegíaca reflexión sobre la naturaleza de la verdad en la construcción de los mitos sociales. Pero también podría servir como epitafio de Ramón del Valle-Inclán, dramaturgo, poeta, novelista, polemista, acaso el mayor escritor en lengua española de todos los tiempos, dicho sea con el respeto debido a nuestro otro gran manco literario.
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