Daniel Fernández - El Nuevo Herald
En Miami casi todo conspira contra el desarrollo de las artes, y sin embargo, año tras año los miamenses demuestran que son personas cultas interesadas por la buena música, la ópera, la zarzuela, la pintura y otras manifestaciones artísticas. Hace mucho que este conglomerado urbano (no me atrevo a llamarlo ciudad) dejó de ser un balneario para turistas.
Si Miami no puede llamarse ciudad es por la falta de un transporte público que le dé una verdadera atmósfera de metrópoli. Ese fenómeno es uno de los que conspira contra el desarrollo de las artes en Miami, ya que para ir a relajarse con la música, debe el público primero alterarse al enfrentarse con un tránsito infernal a la ida y luego de nuevo a la vuelta. Los políticos que nos gastamos han recortado hasta el ridículo el presupuesto para las artes (tampoco hay dinero para incrementar el transporte), sin embargo siguen proliferando como hongos nocivos los famosos ‘círculos’ costosísimos que además implican un alto costo de mantenimiento. Pero no hay dinero para comprar violines a las escuelas…
Orlando Taquechel - El Nuevo Herald
Se acerca el fin de año y es el momento de hacer balance de “lo mejor del año”… también en la danza.
Sin duda alguna, este ha sido el año del Miami City Ballet (MCB). Además de cuatro programas excelentes en el Arsht Center de downtown Miami (que incluyeron el estreno del ballet completo Romeo y Julieta en marzo) y de la serie íntima Open Barre en su sede de Miami Beach, la compañía que dirige Edward Villela se anotó en el verano una temporada triunfal en París (Francia) y un debut exitoso en televisión nacional en octubre, antes de cerrar 365 días inolvidables, con su elegante superproducción del Cascanueces.
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