Por Max Barbosa para www.TeatroenMiami.com
Rolando Moreno obtuvo el premio Baco del TEMFest 2011 junto a Marcos Casanova y Daniel Fernández. Cincuenta años dedicados al teatro, ese virus incurable cuyos portadores disfrutan de la enfermedad, sabedores de que morirán con ella eufóricos. Rolando pertenece a esta estirpe en plena expansión en Miami. Él, siempre preciso en sus criterios, accedió a contestar mis preguntas acerca de Las Sillas, obra teatral del dramaturgo Eugene Ionesco ( Rumanía,1909-Francia, 1994).
Por lo general, tus puestas en escena recrean los desmadres de la sociedad cubana. Sin embargo, ahora sorprendes con nada más y nada menos que con un clásico del teatro del absurdo.
Tal vez la variación que tú señalas la propone el mismo Ionesco, un autor fascinante al que nunca me había enfrentado, no por falta de ganas sino porque producir teatro en Miami es un proceso agotador, plagado de obstáculos que casi siempre te conducen a hacer el teatro posible más que el deseado. ¡Ojo! No me estoy quejando, no cambiaría mi trabajo por nada del mundo.
Es una versión libre. A veces las versiones son tan libres que no dejan huellas del autor. ¿Él está presente en tu puesta?
Si escojo un autor no es para traicionarlo. Ionesco está presente en mi absoluto respeto a todas sus ideas, además sigo paso a paso la estructura original de la pieza. Lo que sucede es que cada puesta en escena es un punto de vista dirigido a un público condicionado por un momento y circunstancias específicas. Mis versiones más o menos libres son el resultado de la habilidad que posee un dramaturgo para estimular mi creatividad.
Tratándose de obras escritas en otro idioma es necesario, además, hacer una re-escritura del texto original para que la palabra no suene traducida y distante. Las alteraciones en cuanto al tiempo y lugar de la acción tan frecuentes en una versión no hacen sino reafirmar la universalidad de un buen autor.
Siempre que he sentido la necesidad de explicar ideas propias, en lugar de parapetarme detrás de un autor, simplemente me he sentado a escribir sin la menor pretensión. Así surgieron "Alma de Cuba" y "La Casa de Marina" por citarte dos ejemplos, aunque te confieso que hacer literatura dramática me parece la cosa más difícil que hay. Por eso me irrita tanto esa manía que tienen algunos de autotitularse dramaturgos porque escriben literatura enclenque en forma dialogada. También rechazo por excesiva la avalancha de nuevos "críticos" que invaden la red, incapaces de reprimir sus ganas de opinar de todo.
De mis versiones cubanizadas recuerdo con agrado "La Sombra de Don Juan", basada en "The Dresser" de Donald Harwood, "La Última Parada", a partir de "A Streetcar Named Desire" de Williams, y sobre todo "La Visita de la Vieja Dama" sobre la pieza de Duerrenmatt.
" La libertad de la fantasía no es ninguna huída a la irrealidad, es creación y osadía", expresó Ionesco. ¿Tu punto de vista del montaje coincide con él?
La creación y la osadía son herramientas esenciales de todo artista. Para justificar el absurdo Ionesco también dijo algo que me gusta mucho: "nada más racional que la imaginación."
¿Tu versión conserva el absurdo como concepto?
Mis montajes están emocionalmente dirigidos a mi espectador natural que es el cubano. La mayoría de nosotros hemos perdido a la fuerza nuestra comodidad y seguridad para interpretar la realidad de una manera lógica y razonada. La injusticia, la maldad, la inconsistencia moral y las arbitrariedades de una tiranía nos han obligado aquí como exiliados y en Cuba como reprimidos, a modificar nuestra conducta. Si sumamos a esta circunstancia nuestro tradicional buen sentido del humor, cierta superficialidad y propensión al ridículo, comprobaremos la capacidad, con ventaja, que posee el cubano para disfrutar el teatro del absurdo.
Si los personajes habitan una realidad irreal, ¿cómo los actores incorporan ese mundo?
El actor construye su personaje a partir de su materia expresiva: la voz, el rostro, el cuerpo, las manos, sus emociones y vivencias. Esto es invariable. Sólo que las dificultades de su trabajo se multiplican al enfrentar la irrealidad de situaciones absurdas. El actor deberá mantener en todo momento la organicidad, el tono sin artificios, convencer y emocionar al espectador como si interpretara un drama realista. Ellos lo saben, intuyen el peligro y se aterran pero al final aceptan el desafío. Nada estimula tanto a un buen actor como las dificultades. Por fortuna, para interpretar a los personajes de "Las Sillas" cuento con el talento de tres actores excepcionales: Marilyn Romero,Gerardo Riverón y Mario Martín.
La incomunicación humana no es la primera vez que la reflejas en tus obras. ¿Cuál es la diferencia, por ejemplo, entre La Casa de Marina o Si vas a comer espera por Virgilio con Las Sillas?
La diferencia la establece el autor y el estilo. Me gusta pensar que en los veintidós años que llevo dirigiendo teatro en Miami la analogía más que la diferencia concadenan el conjunto de obras que he montado. Me sigue interesando explorar el humor y la ironía subyacentes en la conducta humana, sus pequeñas miserias manejadas por grandes autores. Con los años creo no haber perdido la capacidad de sorprenderme ni el entusiasmo por ejercer mi oficio.
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Las Sillas.
Oct. 21,22 y 23.
Viernes y sábado 8:30 pm.
Domingo 5:00 pm.
Teatro en Miami Studio ( TEMS).
2500 SW 8 St. – 305.551.7473
www.TEMFest.net
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