Por Max Barbosa
El teatro es un virus cuyo antídoto aún se desconoce. Sus cultores nacen con él o lo adquieren por ósmosis. Ellos se distinguen del resto de los mortales por asumir riesgos que pueden parecer incomprensibles a primera vista, pero comprensibles cuando logran las puestas en escena soñadas. Son capaces de transformar los habitáculos en salones de ensayos, de abrir una sala teatro con el corazón como moneda de cambio para expandir ese amor que tienen que compartir obligatoriamente. Los teatristas- los verdaderos, por supuesto- tocan las puertas que sean necesarias en aras de entregar el alma. ¡Ay de quién se las cierre! Padecerán el resto de la vida ceguera intelectual, que es igual a estar perdidos en el llano. De ahí esta entrevista a Sandra y Ernesto García.
A sólo tres años de inaugurar la sala Teatro en Miami Studio (TEMS) se les ocurre lo inesperado: un festival teatral. ¿No es una idea sumamente temeraria?
Es una idea arriesgada pero no llega a temeraria. Es una idea responsable que venimos pensando por años. Este fue el momento más oportuno. En una crisis económica, eso es cierto. Pero es uno de los momentos donde existe una efervescencia generalizada por el teatro local. No se puede hacer una festival sin teatreros ni espectadores. En este momento hay un poco de ambas cosas.
Si existen, en Miami no abundan los mecenas interesados en las puestas en escena locales, además del desinterés de los políticos al uso por la cultura en sentido general. Ante esta hecatombe del sentido común que nos agobia, ¿podrán sufragar los gastos?
Se sufragarán como ha sido hasta ahora. Con un esfuerzo descomunal por parte de los artistas, el aporte de las entradas de los espectadores y la austeridad. Nunca hemos conocido otra forma de hacer teatro. Jamás hemos sabido lo que es el estado ideal de una producción. Trabajar dentro de la ausencia de recursos ha sido una práctica de la cual hemos aprendido mucho. ¿Alguna vez tendremos los mecenas? ¿Los políticos se interesarán por la cultura? ¿Habrá un despertar de los sentidos? No sabemos, pero mientras ese “fantasy age” llega, nos encontrarán trabajando.
¿Cómo seleccionaron las puestas a participar?
Este año fue a través de invitaciones a aquellos directores y productores que hacen teatro sistemáticamente por los últimos años. En este caso buscábamos que la experiencia en producir fuera vital porque contábamos con apenas tres o cuatro meses para armarlo todo. La mayoría respondió afirmativamente a las invitaciones. Fue un momento muy hermoso; muchos nos dijeron que ya era hora, que era el momento de algo así y que nosotros en TEMS éramos los más indicados para un proyecto como este. Eso nos dio más confianza. Otros declinaron; por razones de viajes en algunos casos, otros porque preferían hacer su propio festival, y otros porque creían que era muy poco tiempo para montar algo. Pero creo que, sin dudas, en esta primera edición participará lo más representativo de las compañías que han trabajado en Miami en los últimos cinco años, combinadas con aquellas recién formadas que ya dan mucho de que hablar.
¿Se mantiene la programación inicial?
No. Lamentablemente Nuevo Teatro 66 tuvo que retirarse por razones ajenas a nuestros deseos y a los de Miguel Ponce, su director. Y la función de “Tirando las Cartas”, obra de Matías Montes Huidobro que se celebraría el 19 y 20 de noviembre en TEMS, por razones prácticas, se presentará esos mismos días en Teatro Abanico. Realmente no se ha afectado el horario o la cantidad de eventos. Son ligeros cambios que suelen ocurrir en los festivales.
¿Se sufre organizando un festival para bien de la comunidad artística?
Sí, mucho.
¿Tienen previsto invitar a políticos y a otras prominentes personalidades del patio?
Muchos han sido invitados. Con muchos nos hemos sentado en sus oficinas o en la de sus asistentes. Otros ni siquiera nos recibieron. No sabemos si irán; quizás aparezcan. Sería bueno para que ellos vean, de primera mano, lo que hemos hablado.
Baco es un premio inusual en Miami. Por lo general, se reconoce el trabajo que se realiza en extramuros; quizás porque los teatristas tienden a crear sus feudos o tal vez por la ausencia de un festival como el que se avecina sin egos protagónicos. Ahora bien, ¿es tal la calidad del acontecer teatral miamense que cada año se podrá otorgar dicho premio?
Sí, por supuesto, No es un premio que solo se otorga a la calidad. A veces los premios son a la calidad, a veces a la experimentación, a veces al riesgo, otras a los años de dedicación. Los premios son una manera de destacar a los premiados por disímiles características. Podríamos hacerte una lista de candidatos tan larga que ojala el premio BACO y TEMFest tengan larga vida para poderlo entregar a muchos artistas que lo merecen y que viven en la ciudad.
¿Cuál sería el mejor logro del festival?
Su propia realización y, de esta experiencia, su permanencia.
Confirmado, amigo lector: el teatro es un virus cuyo antídoto aún se desconoce.
A sólo tres años de inaugurar la sala Teatro en Miami Studio (TEMS) se les ocurre lo inesperado: un festival teatral. ¿No es una idea sumamente temeraria?
Es una idea arriesgada pero no llega a temeraria. Es una idea responsable que venimos pensando por años. Este fue el momento más oportuno. En una crisis económica, eso es cierto. Pero es uno de los momentos donde existe una efervescencia generalizada por el teatro local. No se puede hacer una festival sin teatreros ni espectadores. En este momento hay un poco de ambas cosas.
Si existen, en Miami no abundan los mecenas interesados en las puestas en escena locales, además del desinterés de los políticos al uso por la cultura en sentido general. Ante esta hecatombe del sentido común que nos agobia, ¿podrán sufragar los gastos?
Se sufragarán como ha sido hasta ahora. Con un esfuerzo descomunal por parte de los artistas, el aporte de las entradas de los espectadores y la austeridad. Nunca hemos conocido otra forma de hacer teatro. Jamás hemos sabido lo que es el estado ideal de una producción. Trabajar dentro de la ausencia de recursos ha sido una práctica de la cual hemos aprendido mucho. ¿Alguna vez tendremos los mecenas? ¿Los políticos se interesarán por la cultura? ¿Habrá un despertar de los sentidos? No sabemos, pero mientras ese “fantasy age” llega, nos encontrarán trabajando.
¿Cómo seleccionaron las puestas a participar?
Este año fue a través de invitaciones a aquellos directores y productores que hacen teatro sistemáticamente por los últimos años. En este caso buscábamos que la experiencia en producir fuera vital porque contábamos con apenas tres o cuatro meses para armarlo todo. La mayoría respondió afirmativamente a las invitaciones. Fue un momento muy hermoso; muchos nos dijeron que ya era hora, que era el momento de algo así y que nosotros en TEMS éramos los más indicados para un proyecto como este. Eso nos dio más confianza. Otros declinaron; por razones de viajes en algunos casos, otros porque preferían hacer su propio festival, y otros porque creían que era muy poco tiempo para montar algo. Pero creo que, sin dudas, en esta primera edición participará lo más representativo de las compañías que han trabajado en Miami en los últimos cinco años, combinadas con aquellas recién formadas que ya dan mucho de que hablar.
¿Se mantiene la programación inicial?
No. Lamentablemente Nuevo Teatro 66 tuvo que retirarse por razones ajenas a nuestros deseos y a los de Miguel Ponce, su director. Y la función de “Tirando las Cartas”, obra de Matías Montes Huidobro que se celebraría el 19 y 20 de noviembre en TEMS, por razones prácticas, se presentará esos mismos días en Teatro Abanico. Realmente no se ha afectado el horario o la cantidad de eventos. Son ligeros cambios que suelen ocurrir en los festivales.
¿Se sufre organizando un festival para bien de la comunidad artística?
Sí, mucho.
¿Tienen previsto invitar a políticos y a otras prominentes personalidades del patio?
Muchos han sido invitados. Con muchos nos hemos sentado en sus oficinas o en la de sus asistentes. Otros ni siquiera nos recibieron. No sabemos si irán; quizás aparezcan. Sería bueno para que ellos vean, de primera mano, lo que hemos hablado.
Baco es un premio inusual en Miami. Por lo general, se reconoce el trabajo que se realiza en extramuros; quizás porque los teatristas tienden a crear sus feudos o tal vez por la ausencia de un festival como el que se avecina sin egos protagónicos. Ahora bien, ¿es tal la calidad del acontecer teatral miamense que cada año se podrá otorgar dicho premio?
Sí, por supuesto, No es un premio que solo se otorga a la calidad. A veces los premios son a la calidad, a veces a la experimentación, a veces al riesgo, otras a los años de dedicación. Los premios son una manera de destacar a los premiados por disímiles características. Podríamos hacerte una lista de candidatos tan larga que ojala el premio BACO y TEMFest tengan larga vida para poderlo entregar a muchos artistas que lo merecen y que viven en la ciudad.
¿Cuál sería el mejor logro del festival?
Su propia realización y, de esta experiencia, su permanencia.
Confirmado, amigo lector: el teatro es un virus cuyo antídoto aún se desconoce.
Actualizado (Lunes, 18 de Octubre de 2010 13:55)
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Teatro en Miami Studio
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