Por Luis de la Paz (La Revista del Diario - Diario Las Américas)
Basta una chaqueta colgada en la pared y un buró repleto de pliegos y documentos, y papeles tirados en el piso, para crear el ambiente que demanda Asalto, obra del dramaturgo brasilero Jose Vicente, en versión de Federico Castillo y dirección del cubano Miguel Ponce, una producción de NuevoTeatro66 y Teatro en Miami Studio. Es esta la atmósfera donde se desarrolla este drama psicológico y de humor negro, en el que un viejo empleado bancario, pretende manipular a su antojo al joven de la limpieza. Todo el peso de esta puesta lo lleva el sólido texto de Vicente, la brillante actuación de Miguel Ponce y la acertada colaboración de Lian Cenzano, que batalla exitosamente por estar a la altura que demanda compartir las tablas con un maestro como Ponce.
Hugo, con aspecto de hombre simple y laborioso, comienza su faena de limpieza cuando aparece en la oficina un empleado, aparentemente para continuar un trabajo pendiente. El encuentro no es fortuito, es una estratagema preparada por el viejo banquero, que ha estado observando al muchacho por algún tiempo. El hombre tiene una meta y ha llegado el momento de llevar a cabo su plan. El joven, parco, escucha con poco interés, sin entender mucho, más bien preocupado por terminar su trabajo, pero va siendo atrapado en las redes del hombre, que le hace ver que le conoce, que sabe de su vida: “Yo te vengo siguiendo”, le dice.
El juego planteado por el astuto, irónico, irreverente y algo enajenado funcionario es el conseguir lo que desea con dinero, algo que seduce a Hugo, que tiene tres hijos con problemas, uno golpea a la madre y las hermanas; a una de las niñas “la atrapó haciendo cochinadas”. Las situaciones van escalando, los negocios se hacen más directos: “Los maricas siempre sueltan el billete”, dice el joven, dando paso a un evento donde se desnuda: “A mí me gustan las mujeres, pero cuando hay billete de por medio...”. El viejo le grita: “Tú lo que eres un prostituto”. La obra tiene momentos crudos, incluso se dice en tres ocasiones una palabrota que para los cubanos designa tener sexo, pero que retumba en el escenario, pues es una de las expresiones más vulgares del argot popular cubano, primero suena brutal, luego se inserta bien en el ambiente y se hace más tolerable.
Miguel Ponce desarrolla su personaje con maestría, desdoblando las interioridades de un hombre cansado de servir en silencio al “Señor Mayá”, el gerente del banco, al que denomina “La Cosa”, y pretende destruirlo. El banquero es un hombre de setenta años, que ya no le importa nada, que acaba de renunciar a su trabajo y está dispuesto a todo.
Asalto es también un texto contra la esclavitud laboral y por la vida, donde se va tejiendo con puntos precisos, esta historia de un viejo solo y acabado, y la de un joven sin aspiraciones que acepta su destino de barrendero con naturalidad. Hay en los monólogos un humor negro muy ácido, un desgarramiento ante la imposibilidad de ser y hacer aquello que se desea, que le imprime a esta obra un desolador horizonte, lográndose un espectáculo crudo y brillantemente actuado.
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Asalto Últimas funciones, viernes 11 y sábado 12, 8.30 pm Teatro en Miami Studio 2500 SW Calle 8, Miami Telef. 305 551-7473
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