Ernesto García. Miami, Sep 2009 Hay un actor feroz, disciplinado, intuitivo, cautivador. Ese es un paradigma, una figura mítica que intento acaparar en mis sueños y realizar en los entrenamientos y ensayos. Ese actor maleable, de musculatura e ideas libres que le permiten navegar por los intríngulis del texto, de los movimientos que el director plantea. Es un actor mitológico e irreal que investiga, no como lo hace el crítico o el académico que busca solo en el lenguaje lo que el lenguaje es incapaz de decirnos; este actor busca el intercambio, la realidad que no está planteada en la historia ni en las palabras, es la realidad del escenario. Las diferentes relaciones espaciales, emotivas, rítmicas que imponen la puesta, lo que está a su alrededor. Este actor, mitad sable mitad fe, se acecha a sí mismo. Busca la inconformidad que da la angustia creativa. Va siempre un paso más allá de sí mismo para encontrar el reto de su personaje. No psicoanaliza a su personaje porque sabe que esa se
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