La Visita de la Vieja Dama es una historia que ocurre en cualquier pueblo atribulado por una extrema penuria económica donde lo más importante es sobrevivir a la catástrofe, y ha sido escrita por alguien que en modo alguno se distancia de sus personajes y que no está muy seguro de que no acabaría actuando como ellos. El autor describe seres humanos, no marionetas, utiliza una acción, no una alegoría, y propone un mundo, no una moral.
La protagonista Clara Krugenberger no representa la justicia, ni el capitalismo salvaje, ni menos aún el Apocalipsis. Deberá ser solamente lo que es: la mujer más rica del mundo que, gracias a su fortuna, está en condiciones de actuar como una heroína de la antigua tragedia griega, de forma cruel y absoluta, como Medea. Puede permitírselo. La dama tiene humor, no hay que olvidarlo, ya que guarda distancia ante la gente, como ante una mercancía comprable, y se distancia también frente a sí misma. Posee además una extraña gracia, un encanto perverso. Y sin embargo, como se mueve fuera del orden humano, acaba convertida en algo inmutable, rígido, incapaz ya de evolucionar y sin otra opción que la de petrificarse, de convertirse en ídolo. Es una aparición poética dentro de un marco irreal de fábula que propone una idea de venganza total, tan lógica como los códigos de los tiempos primitivos.
Si Clara es una heroína inmutable desde el principio, su viejo amante se convierte gradualmente en héroe. Pueblerino sórdido, cae víctima de la millonaria desde el primer momento sin sospecharlo, y se hace culpable de creer que la vida ha eliminado todo rastro de culpa por sí misma. Es un hombrachón irreflexivo, un individuo simple al que el miedo y el terror le hacen comprender lentamente algo personalísimo, que vive la justicia en carne propia porque reconoce su culpa, y que la muerte lo engrandece (su muerte no carece de cierta monumentalidad). Es una muerte que tiene y no tiene sentido al mismo tiempo. Lo tendría sólo en el reino mítico de una antigua tragedia pero el caso es que la historia acontece ahora en un miserable pueblucho.
Al héroe y la heroína se suman la triada formada por el coronel, el doctor y el cura, hombres comunes totalmente desprovistos de mala fe; decididos en un principio a rechazar la oferta de la vieja dama, se van endeudando no con el propósito de matar a Bártolo sino por irreflexión, movidos por la sensación de que todo acabará arreglándose. No son malos, solamente débiles miembros de una comunidad que va cediendo lentamente a la tentación hasta que la fatalidad es ya inevitable.
Personajes como el jefe de tren, la señora de Martínez y el señor Aurelio, refuerzan la paradoja con sus notas de color local, mientras que el desinformado periodista, ajeno a cuanto acontece realmente entre telones, se aferra en hacer literatura con su reportaje.
Dürrenmatt escribió en 1956:
Yo escribo a partir de una confianza inmanente en el teatro y en el actor. El actor es mi principal estímulo. Si bien es cierto que una obra se aísla y delimita a través del lenguaje que proporciona el autor, en una puesta en escena el lenguaje es sólo el resultado. De ahí que no se puede trabajar sobre el lenguaje en sí, sino sólo sobre aquello que crea lenguaje: la idea, la acción. Con el lenguaje, con el estilo, trabajan sólo los académicos. Creo poseer una teoría estética. ¡Hay que ver las cosas que me divierten! Lo más aconsejable sería montar mi obra siguiendo la línea de las obras populares. Trátenme como a una especie de orate consciente. Es mejor quedarse con mis ocurrencias y dejar de lado una búsqueda de sentidos profundos. La Vieja Dama es una obra perversa, aunque por eso mismo no debe interpretarse con perversidad, sino dándole el tono más humano posible, con tristeza, no con ira, pero también con humor, pues nada perjudica tanto a esta comedia, que finaliza trágicamente, como una solemnidad empecinada.
La trama en síntesis
Una vieja dama, convertida en multimillonartia, regresa un día al pueblo del que se vió obligada a marcharse hace cuarenta y cinco años. Ha vuelto para vengarse de un hombre que, en su juventud, la abandonó con una hija y la condenó al arroyo. Prostituta, esposa y luego viuda de varios millonarios que le dejan una inmensa fortuna, lo único que reclama ahora esta vieja dama es justicia, y para ello no dudará en emplear el sacrosanto poder del dinero.
Escrita en 1955 La Visita de la Vieja Dama obtuvo enseguida un enorme éxito de público y crítica. En 1964 se rodó su versión cinematográfica interpretada por Ingrid Bergman y Anthony Quinn. Hoy ya es un clásico del teatro contemporáneo y se ha convertido para su autor Friedrich Duerrenmatt en lo que es Esperando a Godot para Samuel Beckett.
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CREATION ART CENTER Y MAROMA PLAYERS
presentan
La Visita de la Vieja Dama
de Friedrich Duerrenmatt
con
Sandra García
Jorge Hernández
Mario Martín
Reinaldo González
Joel Sotolongo
Cristián Ocón
Dirección: ROLANDO MORENO
A partir de Abril 17 del 2009 en
TEATRO EN MIAMI STUDIO
2500 SW 8 ST -
305-551-7473
Funciones Viernes y Sábado 8:30 PM
305 551 7473
Producción general: PEDRO PABLO PEÑA
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