Por Luis de la Paz - Diario Las Américas
En la dramaturgia cubana de finales de los años cincuenta y principio del sesenta, del siglo pasado, hay varias obras (motivadas tal vez por un momento de cambio que auguraba un mejor futuro), en las que se aborda la problemática social que marcaba la época. Una de ellas es Los acosados, escrita por Matías Montes Huidobro en 1959 y estrenada en la Sala Arlequín en 1963, bajo la dirección de René Ariza. Próxima a conmemorar medio siglo de haber sido escrita, la pieza ha sido sometida a una lectura dramatizada en Miami (2006), estrenada en España por Mauricio Rentería (2008) y ahora de la mano de Ernesto García se presenta en la cada vez más importante sala Teatro en Miami Studio.
En Los acosados se habla de las vicisitudes, de las necesidades materiales, de la esperanza de alcanzar una vida mejor y más cómoda, pero pagando el alto precio del endeudamiento y la angustiosa inseguridad de si se podrá cumplir el pagaré. El propio autor ha resumido su pieza diciendo: “Los acosados representa una visión crítica de la década de los cincuenta, con las penurias económicas que sufren los protagonistas en la compra de un juego de cuarto, y el enfrentamiento con la muerte de un familiar”. El director recrea el texto original y lo adapta con destreza a las circunstancias actuales, logrando una puesta dinámica, conmovedora y muy a lo que ya se puede denominar el estilo Ernesto García.
Creando una escenografía aérea, acertado símbolo de que todo puede escaparse de las manos en cualquier momento, García, establece un marco surrealista, donde cuelgan facturas, sillas, muñequitos y otros elementos que se refieren a esa temporalidad, o a lo que el director se cuestiona como trasfondo en su propuesta: “¿Somos poseedores de bienes materiales o son ellos quienes nos poseen, nos moldean y finalmente nos abandonan cuando morimos?”.
Los personajes, interpretados por Ivette Kellems y Christian Ocón, luchan en su cotidianidad por salir de las deudas, sobre todo, la de un juego de cuarto que podrían perder si no pagan las ocho mensualidades pactadas con el prestamista. Tanto Ocón como Kellems parecen estar repitiendo sus interpretaciones de puestas anteriores. No sé si ese es el máximo de sus posibilidades (que estoy seguro que no) o el hecho de estar trabajando bajo un mismo director, que es quien establece las pautas, pero hay una serie de recursos expresivos repetitivos en estos actores que merece ser atendida.
García se vale de inodoros montados sobres ruedas, que fungen como sillas, buzón de correo y gavetas, tal vez otro símbolo de que la vida es una gran miseria, imprimiéndole ritmo y fuerza a esta pieza, en la que la muerte de la madrina del personaje masculino, lo único que hará es echarles más deudas encima. El director se apodera de elementos técnicos ya probados, como la mímica y la pantomima para marcar situaciones. La hora de la comida la resuelve combinando la acción sugerida con sonidos grabados de platos, cubiertos, vasos y líquidos. Práctico fue también el uso del timbre de teléfono para marcar el paso del tiempo, aunque en cierto momento su función fue otra, rompiendo la magia y realce dado con anterioridad a ese sonido.
La puesta demuestra que la pieza de Montes Huidobro mantiene su vigencia, y eso es algo de lo que el autor debe sentirse muy satisfecho. El temor a que un texto literario no soporte el paso del tiempo, es algo que inquieta siempre a un escritor. La forma en que García lo concibe, es reflejo de su efectividad y vigencia.
El público de Miami se ha acostumbrado al estilo de Ernesto García, que en sus propuestas realiza una labor multidisciplinaria, resultando ser director, escenógrafo, luminotécnico y musicalizador. Su forma de hacer teatro es inteligente, abundante en simbología y visualmente agradable. En Los acosados logra un conjunto que el público disfruta entre risas y sorpresas, viendo el más fiel retrato de su propia circunstancia.
Los acosados
Teatro en Miami Studio
2500 SW Calle 8, Miami
Viernes y sábado 8.30 p.m.
Tel. 305 551 7473
En la dramaturgia cubana de finales de los años cincuenta y principio del sesenta, del siglo pasado, hay varias obras (motivadas tal vez por un momento de cambio que auguraba un mejor futuro), en las que se aborda la problemática social que marcaba la época. Una de ellas es Los acosados, escrita por Matías Montes Huidobro en 1959 y estrenada en la Sala Arlequín en 1963, bajo la dirección de René Ariza. Próxima a conmemorar medio siglo de haber sido escrita, la pieza ha sido sometida a una lectura dramatizada en Miami (2006), estrenada en España por Mauricio Rentería (2008) y ahora de la mano de Ernesto García se presenta en la cada vez más importante sala Teatro en Miami Studio.
En Los acosados se habla de las vicisitudes, de las necesidades materiales, de la esperanza de alcanzar una vida mejor y más cómoda, pero pagando el alto precio del endeudamiento y la angustiosa inseguridad de si se podrá cumplir el pagaré. El propio autor ha resumido su pieza diciendo: “Los acosados representa una visión crítica de la década de los cincuenta, con las penurias económicas que sufren los protagonistas en la compra de un juego de cuarto, y el enfrentamiento con la muerte de un familiar”. El director recrea el texto original y lo adapta con destreza a las circunstancias actuales, logrando una puesta dinámica, conmovedora y muy a lo que ya se puede denominar el estilo Ernesto García.
Creando una escenografía aérea, acertado símbolo de que todo puede escaparse de las manos en cualquier momento, García, establece un marco surrealista, donde cuelgan facturas, sillas, muñequitos y otros elementos que se refieren a esa temporalidad, o a lo que el director se cuestiona como trasfondo en su propuesta: “¿Somos poseedores de bienes materiales o son ellos quienes nos poseen, nos moldean y finalmente nos abandonan cuando morimos?”.
Los personajes, interpretados por Ivette Kellems y Christian Ocón, luchan en su cotidianidad por salir de las deudas, sobre todo, la de un juego de cuarto que podrían perder si no pagan las ocho mensualidades pactadas con el prestamista. Tanto Ocón como Kellems parecen estar repitiendo sus interpretaciones de puestas anteriores. No sé si ese es el máximo de sus posibilidades (que estoy seguro que no) o el hecho de estar trabajando bajo un mismo director, que es quien establece las pautas, pero hay una serie de recursos expresivos repetitivos en estos actores que merece ser atendida.
García se vale de inodoros montados sobres ruedas, que fungen como sillas, buzón de correo y gavetas, tal vez otro símbolo de que la vida es una gran miseria, imprimiéndole ritmo y fuerza a esta pieza, en la que la muerte de la madrina del personaje masculino, lo único que hará es echarles más deudas encima. El director se apodera de elementos técnicos ya probados, como la mímica y la pantomima para marcar situaciones. La hora de la comida la resuelve combinando la acción sugerida con sonidos grabados de platos, cubiertos, vasos y líquidos. Práctico fue también el uso del timbre de teléfono para marcar el paso del tiempo, aunque en cierto momento su función fue otra, rompiendo la magia y realce dado con anterioridad a ese sonido.
La puesta demuestra que la pieza de Montes Huidobro mantiene su vigencia, y eso es algo de lo que el autor debe sentirse muy satisfecho. El temor a que un texto literario no soporte el paso del tiempo, es algo que inquieta siempre a un escritor. La forma en que García lo concibe, es reflejo de su efectividad y vigencia.
El público de Miami se ha acostumbrado al estilo de Ernesto García, que en sus propuestas realiza una labor multidisciplinaria, resultando ser director, escenógrafo, luminotécnico y musicalizador. Su forma de hacer teatro es inteligente, abundante en simbología y visualmente agradable. En Los acosados logra un conjunto que el público disfruta entre risas y sorpresas, viendo el más fiel retrato de su propia circunstancia.
Los acosados
Teatro en Miami Studio
2500 SW Calle 8, Miami
Viernes y sábado 8.30 p.m.
Tel. 305 551 7473
Comentarios
Miami, ciudad en la que el teatro es casi un discriminado mas, donde se suman las dificultades económicas, la dificultad de conseguir salas disponibles por períodos razonables (gracias A Dios…y a los Garcia contamos con una salita maravillosa, Hermosa..con calido ambiente ademas), la ausencia de una crítica científica e interesada en la maduración del trabajo teatral y escénico, la proliferación de espectáculos chabacanos y concesivos, la disminución de un público amedrentado por el clima de incertidumbre que vive el pais...Pero a pesar de todo esto, hacemos teatro senores…y ¡si! en Miami….
¡Apoyen el buen teatro!
….Los Acosados de Matías Montes Huidobro y bajo la direccion del gran Ernesto Garcia. ¡No te la pierdas!!