Por Ernesto García.
(En la foto, actores de TEMS, en la "Danza Consciente)
Como parte de mi método propio de actuación y de una manera completamente intuitiva; cree dos danzas. La primera una que llamé “Danza Libre” y que como indica su nombre son movimientos que deben generarse de manera inconsciente, buscando con entera libertad la expresividad del cuerpo y la liberación de la mente. Esta, no conserva el espacio íntimo del danzante, es caótica, colectiva, de interacción entre los actores. La música propone la historia y el sentimiento. No hay coreografía, ni un hilo conductor. Ocurre y es espontánea.
La segunda, para la cual compuse una música en 3/4, y nombré “Danza Consciente”, es por el contrario, una secuencia de tres pasos y movimientos, simétricos, marcados, matemáticos. Donde el esfuerzo del actor/bailarín, está en mantener, sin equivocaciones estos patrones repetidos que a la vez sufren pequeños cambios coreográficos. En mi intuición, creía que la Danza Libre nos conectaba con la amígdala cerebral y el cerebro más primitivo, rectores ambos de las emociones y la Danza Consciente buscaba la concentración y un estado intelectual alerta, trabajando con el lóbulo frontal y las zonas más “evolucionadas” del cerebro humano.
Sabía que algo importante ocurría en estos ejercicios. Algo que estaba más allá de mi comprensión intelectual. Una suerte de unidad evolutiva del grupo humano, del grupo teatral. En ambos casos se crean sistemas muy mágicos de comunicación y ritual.
Hoy me desperté a las 3 de la mañana y encontré una respuesta. Una respuesta que da la neurociencia y que en nuestro teatro estábamos investigando. Me da alegría saber que ambas esferas del conocimiento; la ciencia y el arte se dediquen, cada una con sus herramientas y exposiciones, a buscar respuestas tan sencillas como sorprendentes: ¿Por qué bailamos?
Aquí comparto este programa Redes de Televisión Española que explica el acercamiento científico a la cuestión. Eduardo Punset entrevista al neurocientífico Lawrence Parsons, que investiga la relación del ser humano con la música y la danza.
(En la foto, actores de TEMS, en la "Danza Consciente)
Como parte de mi método propio de actuación y de una manera completamente intuitiva; cree dos danzas. La primera una que llamé “Danza Libre” y que como indica su nombre son movimientos que deben generarse de manera inconsciente, buscando con entera libertad la expresividad del cuerpo y la liberación de la mente. Esta, no conserva el espacio íntimo del danzante, es caótica, colectiva, de interacción entre los actores. La música propone la historia y el sentimiento. No hay coreografía, ni un hilo conductor. Ocurre y es espontánea.
La segunda, para la cual compuse una música en 3/4, y nombré “Danza Consciente”, es por el contrario, una secuencia de tres pasos y movimientos, simétricos, marcados, matemáticos. Donde el esfuerzo del actor/bailarín, está en mantener, sin equivocaciones estos patrones repetidos que a la vez sufren pequeños cambios coreográficos. En mi intuición, creía que la Danza Libre nos conectaba con la amígdala cerebral y el cerebro más primitivo, rectores ambos de las emociones y la Danza Consciente buscaba la concentración y un estado intelectual alerta, trabajando con el lóbulo frontal y las zonas más “evolucionadas” del cerebro humano.
Sabía que algo importante ocurría en estos ejercicios. Algo que estaba más allá de mi comprensión intelectual. Una suerte de unidad evolutiva del grupo humano, del grupo teatral. En ambos casos se crean sistemas muy mágicos de comunicación y ritual.
Hoy me desperté a las 3 de la mañana y encontré una respuesta. Una respuesta que da la neurociencia y que en nuestro teatro estábamos investigando. Me da alegría saber que ambas esferas del conocimiento; la ciencia y el arte se dediquen, cada una con sus herramientas y exposiciones, a buscar respuestas tan sencillas como sorprendentes: ¿Por qué bailamos?
Aquí comparto este programa Redes de Televisión Española que explica el acercamiento científico a la cuestión. Eduardo Punset entrevista al neurocientífico Lawrence Parsons, que investiga la relación del ser humano con la música y la danza.
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