Por Ernesto García.
En el teatro, como en otras realidades de la vida, aparecen de cuando en cuando, los Cristobalillos Mesiánicos. Ese ser que se cree esperado por una multitud deseosa de sus grandes, históricos y profundos cambios en la vida, ideología y el arte. Un Jesús del pensamiento religioso, un Cristóbal Colón en lo marítimo y en lo imperial. En el teatro, estos seres llegan, con grandes e imponentes discursos (que ni son grandes ni imponentes), para indicar su advenimiento. Su llegada a esta tierra baldía que espera por su gran talento (reconocido solo por ellos) . Primero anuncian el paraje yermo, el “desierto cultural” de Miami, luego traen bajo el brazo la tabla de Moisés y sus nuevos mandamientos que finalmente harán que la ciudad cambié para siempre.
Algunos son de una extirpe de “agitadores”, arman en unas cuantas semanas todo un movimiento que muchas veces la prensa refleja. El Critobalillo es un ser hábil, sabe hacer más con menos, apenas ni teatro ha hecho pero se las apaña para hacerle creer a los periodistas de su gran virtuosismo, de su desinterés social y de su causa noble. Algunos periodistas caen y como prueba entregan varios artículos sobre un Cristobalillo que nadie conoce pero se nos anuncia como el nuevo Mesías teatral.
Otros Cri$tobalillos, llegan a Miami, con una buena dote, pero cometen el error de llegar al “desierto cultural”, sin un guía, sin una persona que sepa el mapa desolador del “desierto” y con un entrenamiento arduo en el manejo de camellos y subsistencia en geografías hostiles.
Los Cristobalillos Mesiánicos tienen varias características en común:
Desconocer el pasado. Este es un aspecto importante en su papel mesiánico. Necesitan borrar, desconocer y minimizar el pasado teatral de Miami. Los veintitantos años de un festival internacional de teatro, el trabajo por el teatro de personas como Dumé, Sanchez, Casanova (ambos inclusive), Rojas, Sarraín, Moreno, solo por nombrar algunos. La tenacidad del teatro vernáculo cubano; que mantuvo escenarios abiertos por décadas y alivió el pesar arrancando carcajadas a varias generaciones de cubanos exiliados desde los 60. También a las nuevas generaciones de teatristas (nuevas en edades o en arribos) que se suben la manga al codo y abren espacios, escriben obras, dirigen proyectos; Rentería, García, Roca, Romero, por nombrar otros pocos. Al desconocer el pasado, El Critobalillo garantiza su primer chasco, porque sus actos dejan claro la poca valía hacia quienes han librado la amarga batalla de hacer teatro.
La Metatranka. Contradictoriamente a veces, desconociendo la historia teatral de la ciudad, hacen alarde de sus avanzadas técnicas escénicas que iluminarán a todos los “corderos” del rebaño gremial. Pretenden cegar con su eterna sabiduría a campesinos ecuestres que admiraremos de tal grado su monumentalidad. Jamás llegan a mostrarnos nada.
Desconocimiento del terreno. Ese, solar yermo al que acaban de arribar. Subidos en sus grandes egos, creen que no se hace más teatro por falta de talento, porque faltaban “Ellos” y entonces fracasan. Al multiplicar por cero a los teatristas de la ciudad jamás se cuestionan de una manera más realista el por qué no se hace más teatro. No les pasa por sus mentes la ausencia de recursos, la falta de espacios, de vías rentables de mercadeo. Y entonces dormitan nuevamente, reposando sus egos sobre una historia inexistente de éxitos pasados.
No voy a quitar mérito a la validez y ejecución de los Cristobalillos en su actuar donde el fin justifica los medios. Los Cristobalillos, ganan precipitadamente un espacio en el acontecer artístico de la ciudad. Una notoriedad que acumulan, no en el trabajo diario y artístico, sino en los proyectos, todos ellos verbales, orales, enunciativos, que comentan en cuanta fiesta pueden colarse, tras cada trago de vino gratuito que pueden conseguirse. El Cristobalillo es mañoso, sabe que todos le llamarán artista aunque su único artificio sea el de crearse un nombre falso a costa de un trabajo inexistente.
Miami, no está tan mal (teatralmente hablando) viéndola en su realidad. Podría estar mejor, pero eso es lo que intentan los artistas cada día en los ensayos, cada fin de semana en sus funciones. Miami, no es el Broadway de New York, ni es Madrid, ni Buenos Aires, pero analizándola en su contexto; el teatro hispano de los Estados Unidos le debe la resistencia y porfía a los teatristas de esta ciudad. Y si es injusto compararla a las grandes capitales teatrales de países donde el castellano es lengua natural; Miami se bate con muchas ciudades de segundo término y capitales de provincias, se empina sobre las grandes metrópolis americanas. Necesitaría un estudio más profundo para afirmarlo, así que lo dejo como un chisme de barrio; quizás en constancia, calidad y cantidad; en lo referente al teatro en Español, Miami esté por encima de New York, Los Ángeles, Huston y otras capitales de la (sub)cultura hispana de los Estados Unidos.
En el teatro, como en otras realidades de la vida, aparecen de cuando en cuando, los Cristobalillos Mesiánicos. Ese ser que se cree esperado por una multitud deseosa de sus grandes, históricos y profundos cambios en la vida, ideología y el arte. Un Jesús del pensamiento religioso, un Cristóbal Colón en lo marítimo y en lo imperial. En el teatro, estos seres llegan, con grandes e imponentes discursos (que ni son grandes ni imponentes), para indicar su advenimiento. Su llegada a esta tierra baldía que espera por su gran talento (reconocido solo por ellos) . Primero anuncian el paraje yermo, el “desierto cultural” de Miami, luego traen bajo el brazo la tabla de Moisés y sus nuevos mandamientos que finalmente harán que la ciudad cambié para siempre.
Algunos son de una extirpe de “agitadores”, arman en unas cuantas semanas todo un movimiento que muchas veces la prensa refleja. El Critobalillo es un ser hábil, sabe hacer más con menos, apenas ni teatro ha hecho pero se las apaña para hacerle creer a los periodistas de su gran virtuosismo, de su desinterés social y de su causa noble. Algunos periodistas caen y como prueba entregan varios artículos sobre un Cristobalillo que nadie conoce pero se nos anuncia como el nuevo Mesías teatral.
Otros Cri$tobalillos, llegan a Miami, con una buena dote, pero cometen el error de llegar al “desierto cultural”, sin un guía, sin una persona que sepa el mapa desolador del “desierto” y con un entrenamiento arduo en el manejo de camellos y subsistencia en geografías hostiles.
Los Cristobalillos Mesiánicos tienen varias características en común:
Desconocer el pasado. Este es un aspecto importante en su papel mesiánico. Necesitan borrar, desconocer y minimizar el pasado teatral de Miami. Los veintitantos años de un festival internacional de teatro, el trabajo por el teatro de personas como Dumé, Sanchez, Casanova (ambos inclusive), Rojas, Sarraín, Moreno, solo por nombrar algunos. La tenacidad del teatro vernáculo cubano; que mantuvo escenarios abiertos por décadas y alivió el pesar arrancando carcajadas a varias generaciones de cubanos exiliados desde los 60. También a las nuevas generaciones de teatristas (nuevas en edades o en arribos) que se suben la manga al codo y abren espacios, escriben obras, dirigen proyectos; Rentería, García, Roca, Romero, por nombrar otros pocos. Al desconocer el pasado, El Critobalillo garantiza su primer chasco, porque sus actos dejan claro la poca valía hacia quienes han librado la amarga batalla de hacer teatro.
La Metatranka. Contradictoriamente a veces, desconociendo la historia teatral de la ciudad, hacen alarde de sus avanzadas técnicas escénicas que iluminarán a todos los “corderos” del rebaño gremial. Pretenden cegar con su eterna sabiduría a campesinos ecuestres que admiraremos de tal grado su monumentalidad. Jamás llegan a mostrarnos nada.
Desconocimiento del terreno. Ese, solar yermo al que acaban de arribar. Subidos en sus grandes egos, creen que no se hace más teatro por falta de talento, porque faltaban “Ellos” y entonces fracasan. Al multiplicar por cero a los teatristas de la ciudad jamás se cuestionan de una manera más realista el por qué no se hace más teatro. No les pasa por sus mentes la ausencia de recursos, la falta de espacios, de vías rentables de mercadeo. Y entonces dormitan nuevamente, reposando sus egos sobre una historia inexistente de éxitos pasados.
No voy a quitar mérito a la validez y ejecución de los Cristobalillos en su actuar donde el fin justifica los medios. Los Cristobalillos, ganan precipitadamente un espacio en el acontecer artístico de la ciudad. Una notoriedad que acumulan, no en el trabajo diario y artístico, sino en los proyectos, todos ellos verbales, orales, enunciativos, que comentan en cuanta fiesta pueden colarse, tras cada trago de vino gratuito que pueden conseguirse. El Cristobalillo es mañoso, sabe que todos le llamarán artista aunque su único artificio sea el de crearse un nombre falso a costa de un trabajo inexistente.
Miami, no está tan mal (teatralmente hablando) viéndola en su realidad. Podría estar mejor, pero eso es lo que intentan los artistas cada día en los ensayos, cada fin de semana en sus funciones. Miami, no es el Broadway de New York, ni es Madrid, ni Buenos Aires, pero analizándola en su contexto; el teatro hispano de los Estados Unidos le debe la resistencia y porfía a los teatristas de esta ciudad. Y si es injusto compararla a las grandes capitales teatrales de países donde el castellano es lengua natural; Miami se bate con muchas ciudades de segundo término y capitales de provincias, se empina sobre las grandes metrópolis americanas. Necesitaría un estudio más profundo para afirmarlo, así que lo dejo como un chisme de barrio; quizás en constancia, calidad y cantidad; en lo referente al teatro en Español, Miami esté por encima de New York, Los Ángeles, Huston y otras capitales de la (sub)cultura hispana de los Estados Unidos.
Comentarios
Bueno el blog, importante, necesario para los que queremos aportar algo desde nuestro papel de espectadores, que si van al teatro, pagan la entrada y apoyan a todos los grupos locales.
gracias por darme la oportunidad de expresarme...
Pienso que hasta esos Cristobalillos Mesianicos (fascinante el adjetivo) tienen un rol importante en la actividad teatral....
La lucha continuara!!!
No somos artistas, ni actores, ni escritores, pero eso sI,
Admiramos a Teatro en Miami -a cada uno de ustedes- por su esfuerzo y por la capacidad de plantear en la escena temas que luego nos invitan a pensar y como no, a 'pertencer' a esta ciudad que merece un teatro propio.
Abrazos de toda la pandilla, el mensaje de tony.
Me ha encantado este articulo, muy biene scrito y con mucho que pensar.
Compadre siga escribiendo que usted nos remueve los tornillos, ja, ja, ja...
saludos a los muchachos de Los Acosados...ya les mande pa' ya un monton de gente que quiere ver buen teatro...
ustedes estan volaos...