Por Luis de la Paz - Diario Las Américas Desde que comenzó a estrenar Ernesto García sus obras en Miami, algo ha ido destacándose en su dramaturgia, y es una marcada disposición a tocar temas extremos, donde se mide la resistencia del individuo ante las adversidades . El celador del desierto, El reloj dodecafónico, Sangre, Enema y Oda a la tortura (ya el propio título es una provocación: ¿se le puede dedicar una “oda” a la tortura?) recién estrenada en Teatro en Miami Studio, conmemorando así el tercer aniversario de trabajo ininterrumpido en la sala de la Pequeña Habana, son obras que se enmarcan en esa corriente expresiva de carácter universal . En cada una de las piezas mencionadas, García nos presenta sus inquietudes sobre el abandono filial, las relaciones humanas, las guerras, la fuga como método de supervivencia, la influencia del implacable poder, la madre castradora, el hijo dependiente y el egoísmo, entre otras variantes de la realidad circundante y existencial, y lo ha